7 de abril de 2016

Desmontando a un millennial.

Hoy os traigo un post diferente en el que me gustaría desmontar varios mitos que rodean a la figura de los millennials. Esos jóvenes que según qué estudio, tienen entre 20 y 35 años, menos de 30, o incluso han nacido en el 2004. Pero la característica común de todos, es que vivieron el cambio de siglo, de ahí el nombre que les define.

Me he decidido a escribir sobre este tema porque durante estas últimas semanas he leído bastantes artículos que trataban de definir a los millennials, de explicar sus hábitos de consumo y de comprender por qué son como son. Artículos, que en su mayoría estaban escritos por personas que obviamente no son millennials (puede que tengan un hijo/sobrino/nieto, que sí) y entonces me dije, si ellos que no pertenecen a esta generación se creen con la potestad de definirnos, por qué no lo voy a hacer yo, que formo parte de ellos. Y aquí estoy, para daros mi humilde opinión sobre el tema (ni la mejor, ni la verdadera, ni la peor, simplemente la mía). Empecemos pues.


1. Son digitales.


Aunque el segmento de edad es bastante amplio, podemos afirmar que son usuarios tecnológicos más que habituales, ya que la mayor parte considera el Smartphone como una parte más de su cuerpo. Está claro que viven rodeados de tecnología y no conciben el futuro sin ella. Por tanto,  ¿Qué supone esto para una marca? Pues que debe modernizarse, si no lo está ya (que mucho camino les queda por hacer) y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo que van a surgir en torno a esta generación y la que viene. Algunas claves son: ofrecer una experiencia de compra online acorde a lo que se espera, manejar las distintas RRSS interactuando con el usuario y no únicamente como escaparate, y hacer sus webs responsives para que puedan ser consultadas desde todos los dispositivos.

millennials conectados con la tecnoligía.


2. Son arrogantes y mimados.


Mucho han hablado de que son la generación que nació y vivió en los años de bonanza económica, y por tanto no tienen espíritu de sacrificio, disciplina, ni interés por trabajar. Y aquí es donde yo, personalmente, no estoy de acuerdo. No podemos negar que la época en la que nacieron y vivieron fueron buenos años para España, que tuvieron más oportunidades que sus padres y abuelos a la hora de elegir su camino y que tal vez eso les ayudó a desarrollarse de manera más distendida. Pero pocos resaltan que se han visto envueltos en una de las peores crisis del país, en la que han tenido que agudizar su ingenio, abandonar muchas de sus ilusiones y conformarse con las migajas de trabajo que les queda.


3. Están sobrepreparados.


Cierto es, que con el incremento de la oferta educativa, tanto pública como privada, y la aparición de nuevos ámbitos de estudio, los millennials han podido disfrutar de una formación más completa que sus padres. También es cierto, que tras la subida de tasas y la bajada de ayudas al estudio, muchos se han visto en situaciones complicadas para seguir formándose. Y todo ello ¿para qué? Yo os diré, que todo lo que nos pueda aportar más bienvenido sea, que el ser humano debe formarse diariamente y luchar por conocer un poco más de la realidad que le rodea. Pero, cuéntale tu esto a un recién licenciado, que ha invertido su tiempo y dinero en formarse, y que al salir al mercado laboral (si es que no ha tenido minijobs antes) se encuentra con becas abusivas, contratos precarios y trabajos denigrantes.


4. No les gustan los horarios y son rebeldes.


Todas las generaciones, han tenido su afán de rebelión dentro de su ADN, para intentar cambiar el mundo en el que vivían. Lo mismo les pasa a los millennials, que descontentos con el panorama actual, intentan crear uno nuevo que se ajuste a sus gustos y necesidad. Uno de esos cambios es intentar modificar el tradicional horario laboral, el de calentar la silla si o si hasta la hora de salir, por uno más flexible y que les permita conciliar su vida laboral y su vida personal.


niños con ordenador. pequeños empresarios. millennials



5. Son el futuro y se van a comer el mundo. 


Toda nueva generación, siempre se define como el futuro, a no ser que sepamos que en 2020 el mundo acabará y ni futuro ni leches. Como nos ponemos en el supuesto de que seguiremos existiendo, es obvio que el futuro es suyo, pero ¿Qué futuro? ¿El futuro de los empleos por meses, horas o freelance? ¿El futuro de las becas sin pagar, de las becas por 100€ o de las ayudas al transporte (20€ es lo que cuesta la tarjeta de transporte joven en Madrid)?


Supongo que se referirán a un futuro renovado, libre de corrupciones, con contratos y trabajos decentes y bien pagados, futuro donde se pueda conciliar tu tiempo libre con tu empleo, donde lo importante no sea el último título de la última escuela VIP, sino tus aptitudes y sobre todo tus actitudes… El futuro que tendremos que construir entre todos. Que nos costará esfuerzo, pero seguro que podremos comernos el mundo, aunque sea a pedacitos.


Besos,

Irene.



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